Bienvenidos a la “normalidad”, la de los conciertos de pie, sin distancias ni límites de aforo pero también la de coincidencia de eventos y salvo raras excepciones la de asistencias sonrojantes. En un fin de semana de los que recuerdan mucho a tiempos pre pandemicos, coincidían en Oviedo bolos de Acid Mess, Easy Rider con Nuevecondiez, The Faithless con Mise En Abyme y el que nos ocupa, Celtibeerian, Nortwald y Taranus. El resultado el esperado para muchos y sorprendente para los menos. Aplazamientos y aforos ínfimos. La realidad da mucho en que pensar tras un mes en que hemos constatado esta tendencia hasta en eventos gratuitos con bandas de reconocido prestigio.
Pero vayamos a lo que nos ocupa. Tras un aplazamiento debido a la alerta sanitaria, medio centenar de asistentes acudían, ahora sí, a la llamada de la fiesta “folk metalera” de los manchegos Celtibeerian. El cartel no sufría cambios, los murcianos Nortwald presentarían su álbum debut y los gijoneses Taranus su nueva formación tras 2 años sin subirse a un escenario.

Buen concierto el ofrecido por los asturianos, gran sonido y la maquinaria perfectamente engrasada a pesar de la inactividad. “Chusma” en su papel de maestro de ceremonia nos introducía al repaso a su discografía en los 45 minutos que duró su actuación. “Her Manneling”, la presentación de un tema nuevo “El Llobu” y su clásica revisión de “Bella Ciao” con el propio “Chusma” a la flauta entre el público, serían los puntos álgidos de su concierto. Cerrarían su tiempo con “Taranus” y una Susana Mortem, espectacular toda la noche, arropada a las voces y coros por Diego Díaz y Antonio Carballo. Inmejorable comienzo de fiesta.

Con Nortwald cambiamos de registro. Power metal europeo con una cuidada presentación visual tanto en la uniformidad de sus miembros como en sus coreografías inspiradas en los clásicos de los 80. Les costó conectar con el público en los primeros compases de su show, el sonido no acompañó y es fundamental cuando el peso de la labor vocal lo llevan 3 miembros, la dupla formada por Carolina Phoenix y Sonia Jiménez junto al guitarra Alex Leonidas. Eso si, entrega para dar y vender, concentrada en una infatigable Patri Grief, guitarra solista, alma mater del combo y principal compositora de su ópera prima “Madness And Heroes”. Cerraban su concierto con “Tale Arden”, bonus track del álbum, ya en comunión con un público al que poco a poco habían llevado a su terreno para implicarlo en los coros del epílogo de su actuación. Buena presentación en Asturias de los murcianos como demostraban las visitas a su puesto de “merchan” instantes después.

Los manchegos Celtibeerian disfrutaban del mejor sonido de la noche. Sesenta minutos por delante para embriagar a los asistentes con sus odas a la fiesta y la cerveza. En su segundo concierto en 2 años, la banda volvía a rayar a gran altura con un impecable Julián “Vasco” Yagüe a la guitarra y Patricia San Martín al violín. Cuatro años han pasado desde la publicación de su último disco, así que estaba claro, era noche de himnos.

No podían faltar “The Wolf I Am” con Susana a la voz, “Keltorevolution”, “The Path” o “The Booze Song” como ya imprescindibles en sus conciertos. Gus Skull en el papel de “frontman” no dejaba de arengar al público tras cada tema, caldeando un ambiente frío al inicio del show y que con el paso de los minutos llegaría a la ebullición. Sin apenas pausas, si acaso el paso al bajo de Dagda en “This Simple Life” nos llevaron sin remedio al clímax final con otro de sus temas imprescindibles, “Looking For Beer” celebrada con algarabía por la parroquia. Un gran fin de fiesta.
Texto y fotos: José Ángel Muñiz