Reseña: Eternal Psycho «Trail Of Agony» (Suspiria Records 2022)

Ya tenemos aquí lo nuevo de Eternal Psycho. La banda madrileña, que pasó hace escasas fechas por los escenarios asturianos acompañando a los power metaleros suecos Metalite (crónica aquí) y que forman Arjan (batería), Maxi (bajo), Jorge (guitarra solista), Lucky (guitarra rítmica, coros, samplings) y Beka (voz) vuelve a la carga con un “Trail Of Agony” grabado y mezclado en Cube Studio en mayo de 2021 por Alberto Seara (Sôber, Hamlet, Mägo de Oz…).

Cabe apuntar que fue Paco Morillas quien registró las baterías del disco, así como también que el arte que adorna la portada es obra de Martín Eduardo Peña, las fotos de Raquel García y, finalmente, que el diseño gráfico y la dirección de arte corresponden a Maxi Chiorazzo. Con producción de Carlos Escobedo y Alberto Seara, el álbum ha visto la luz vía Suspiria Records.

Con el propio Carlos Escobedo como voz invitada, la inicial “Crystallized” dibuja un prólogo cuyos riffs no dejan de tener un cariz algo exótico para un disco de estas características. La banda reconducirá en estrofas hacia terrenos más reconocibles, con Beka dando muestras ya de la amplitud de rango que manejará a lo largo de los ocho cortes, pasando de tonos que bordean el pop más condescendiente al grito más desgarrado con total naturalidad. Un primer corte bien estructurado, enriquecido en su punto justo por los buenos solos y melodías de Jorge y que ya da pistas del ambivalente ADN de la banda.

Empty Of Promises”, adelanto más reciente del trabajo mientras escribo estas líneas, viene para aportar la cara más agria y embrutecida del combo madrileño. Industrial en clave por momentos marcial, sacrifica una escritura más diversa en pos de entregarse al desgarro de Beka y Lucky en voces. Un auténtico cañón en directo como pudimos comprobar el pasado 16 de abril en el Gong Galaxy Club.

Insomnia”, entrega más extensa del álbum, posee un prólogo de aires ciertamente oníricos. Un corte que lleva a Eternal Psycho a lindar con el metal gótico, poniendo en liza la cara más elegante de la banda en un primer tercio que se atreve a romper la tónica imperante en el álbum. Y aunque reconduce hacia terrenos más habituales durante su epílogo, qué duda cabe que estamos ante una de las ofertas más interesantes y divergentes de este “Trail Of Agony”.

Faster Than Light”, por contra tema más rácano del disco en cuanto a duración, hará honor a su título apoyándose en unos ritmos vivos y directos sobre los que Beka desplegará su habitual ambivalencia al micro. Por riffs no puedo evitar pensar en los discos más vitamínicos de los seminales Ministry. Y si bien no creo que disponga, ni mucho menos, de los estribillos más logrados del álbum, no niego que en suma posea un gancho especial.

Lucky es puro desgarro en el arranque de una “Pestilence” que calma en parte los alterados biorritmos del disco para entregarse a un metal más pedregoso y monolítico, entregando la clásica confrontación vocal mientras Beka dibuja una de sus líneas de voz más llamativas de todo el álbum. Brilla de igual forma Jorge a las seis cuerdas, armando entre todos otra de mis favoritas de este “Trail Of Agony”.

Fire Will Fire” aviva de nuevo el fuego, nunca mejor dicho, mientras vira de nuevo hacia el industrial. Construida a base de contrapuntos, puedo dar fe de que sobre las tablas les funciona como un tiro. Con los riffs dejando cierto aroma a Rammstein en estrofas, un buen desempeño solista en el epílogo y una base rítmica nítida y bien armada, uno entiende que fuese otra de las elegidas cara a anticipar el álbum en forma de videoclip:

The Living Dead” aporta frescura al tono general del disco. En parte por la buena línea vocal de Beka (estupendo derroche de tonos altos aquí) como unos arreglos que, en su punto justo, le aportan un aire más oriental a esta penúltima entrega. Contrapuesto a una mayor cadencia, la banda se deja llevar a un tronco central acelerado, de acento casi power, que ejercen de curioso anticipo a otro gran solo de Jorge. Estupenda.

La final “Religion” echa el cierre llevando la particular forma de componer de la banda madrileña un par de pasos más allá. Un corte que en cierta manera amalgama gran parte del ideario precedente, lo abrillanta con una estupenda línea de voz, con Beka especialmente desatada en estribillos, y terminan de rematarlo a través de la notoria carga atmosférica que acompaña a Jorge durante el solo. Gran guinda final.

Cometerán un error de bulto quienes piensen que Beka está donde está únicamente por su buena presencia física. Que no me cabe duda que los habrá. La voz principal de Eternal Psycho muestra una riqueza de registros a lo largo de estos ocho cortes que en ningún caso debe ser pasada por alto. De igual manera, el disco constituye una llamativa amalgama de ritmos e influencias que le confieren una frescura, cuando no un gancho, difícilmente rebatibles. Y todo ello bajo una producción de lujo. En lo negativo, si acaso, los apenas treinta y cuatro minutos que dura este segundo álbum, así como algún que otro estribillo un tanto desdibujado. Una grata sorpresa y una banda con un futuro ante sí de lo más prometedor.

Texto: David Naves

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