Crónica: Festival Rock Imperium (Sábado 25/6/2022)

Algo raro flotaba en el ambiente el sábado cuando descubrimos a los folkies Celtian en un escenario distinto al asignado y la puntualidad, exquisita durante el viernes, desaparecida con la primera banda de la jornada. Una extraña sensación que se convertía en bofetada de realidad cuando las pantallas de vídeo anunciaban la cancelación del concierto de Whitesnake. Desilusión, asombro, ira y resignación salían a flote en los rostros de los millares de congregados en el recinto. Era el día grande y se notaba, con un aforo que prácticamente doblaba al convocado el día anterior.

Ajenos a todo ello, Celtian hacía su primera aparición en un festival de estas características, saliendo a por todas. Demostraron que su música tiene calado en buena parte de la audiencia y que pueden sonar más “duro” de lo que sus discos reflejan. Fueron de las pocas bandas que se dejaron ver entre el público durante todo el festival, interactuando con la gente y disfrutando de la música como cualquier otro fan.

El baile de escenarios y desfase de tiempos se cobraron como victima a Opera Magna. Su concierto se vio salpicado de problemas de sonido, personificados en la guitarra de Javier Nula y el micrófono de José Broseta. Aún así los valencianos, que por momentos nos recordaron a la primera versión de Rhapsody, despacharon un buen concierto pleno de ganas, actitud y épica.

Un super agradecido Blaze Bayley, no paraba de dar efusivas gracias tras cada tema, fue a lo seguro para triunfar en festival. Como no podía ser de otra manera basó su actuación en repasar himnos de su etapa en la vieja doncella. Así sonaban “Lord Of The Flies”, “The Clansman”, “Man On The Edge” o “Futureal” para cerrar el concierto, emplazando a los asistentes a pasar por el stand de firmas. Sin duda el mejor relaciones públicas del evento.

Los melódicos 91 Suite aprovechaban su paso por el escenario principal para presentar su nuevo disco “Back In The Game” editado un par de días antes. Banda de culto dentro del AOR estatal, el vocalista Jesús Espín, armado con una camiseta de Fleetwood Mac y una estética que nos recordaba por momentos al malogrado Jimi Jamison, se erigía como punto focal de una banda que demostró estar en un superlativo estado de forma.

Jorn Lande repetía actuación en el festival. En esta ocasión como solista para desglosar varios temas de su nuevo disco “Over The Horizon Radar” y sus inevitables versiones. Sorprendería en esta última faceta su revisión de “Too Scared To Run” de los británicos Uriah Heep. Acompañado por la solvencia de una banda en la que destaca la labor al teclado y coros de Alessandro Del Vecchio, se despedía del Rock Imperium con “Rainbow In The Dark” rindiendo pleitesía a Ronnie James Dio, influencia confesa del gran vocalista noruego.

Asimilando poco a poco los cambios en el cartel y el ajuste de horarios llegaba el turno de la reina del heavy metal. Doro siempre es una apuesta segura y más cuando arranca el concierto con “I Rule The Ruins”. Cuarenta años de trayectoria la contemplan y pocas sorpresas. Se presentaba en Cartagena con Stefan Herkenhoff como nuevo bajista. Buen concierto el suyo con himnos de su primera época en Warlock y más recientes como “Raise Your Fist In The Air” o “All For Metal”. Unas pocas palabras en castellano para agradecer la entrega total de los fans y dar paso a la imprescindible “All We Are” como presentación de la banda y clímax del show. Larga vida a la reina.

Europe ocuparon el espacio reservado a Whitesnake, pasando a ofrecer un show a tiempo completo. Dura papeleta para los suecos, que centrados en su tarea ofrecieron un concierto más que solvente, demostrando estar destinados a llenar el hueco que dejaran bandas como la de Coverdale, Scorpions, Judas Priest o Iron Maiden cuando cesen irremediablemente su actividad. Gran selección de canciones, alternando su etapa más comercial y accesible con temas de su última época, para disfrute de nostálgicos y la nueva hornada de seguidores. Todo un detalle el clásico de la serpiente blanca “Here I Go Again” intercalado en “Superstitious”, que supo a gloria a una parroquia que no era capaz de digerir la caída del cartel de la banda liderada por David Coverdale. Como no podía ser de otra manera cerrarían su set con “The Final Countdown” dejando a los 20.000 asistentes en bandeja de plata para la llegada de Scorpions.

La leyenda teutona también se presentaba en Cartagena con nuevo disco bajo el zurrón. “Rock Believer” sorprendentemente aportaría cuatro temas al setlist. Notable concierto de los alemanes a pesar de comprobar que están próximos a la inevitable despedida de los escenarios. En este caso, focalizada en la figura de Klaus Maine, más por el estado físico que por su voz, aún solvente toda la velada. Dos temas instrumentales, solos de bajo y batería además de una pequeña pausa antes de los bises, para dar oxígeno al carismático vocalista de Hannover son una señal más que evidente. Rudolf Schenker, Matthias Jabs y Mikkey Dee en estado de gracia, tienen cuerda para rato. En el plano meramente musical, gran detalle con el pueblo ucraniano durante la interpretación “Wind Of Change” y un colofón por todo lo alto con “Still Loving You” y “Rock You Like A Hurricane”.

A toda la velocidad que el momento y aforo permitía nos dirigimos al escenario satélite para asistir al dueto acústico protagonizado por Eric Martin y Oliver Hartmann. Comprobar como pueden llenar un escenario y embelesar al numeroso público congregado solo con sus voces y toneladas carisma, fue sin duda una de las mejores experiencias del festival. Con Eric Martin como maestro de ceremonias despacharon un show para enmarcar centrado en la discografía de Mr. Big. Alive & Kickin”, “Wild World”, “Just Take My Heart” o la imprescindible “To Be With You” nos acercaban al final del festival.

De vuelta al escenario principal, el cierre al igual que la jornada anterior estaba protagonizado por los sonidos progresivos. En esta ocasión por una versión más metalera, los suecos Pain Of Salvation. Lo primero que llamó mi atención del combo liderado por Daniel Gildenlöw fue la ausencia de bajista. En formato cuarteto, con Johan Hallgren guitarra y segunda voz, Léo Margarit a la batería y Vikram Shankar a los teclados, ejecutaron una perfecta y ecléctica selección de canciones. Ritmos pesados, intrincados pasajes sonoros, melodía, frenesí y grandes dosis de virtuosismo engloban la apuesta musical de una de las bandas más interesantes y valientes de la escena metalera actual. Gran broche al festival.

Apenas finalizado el concierto de Scorpions las pantallas anunciaban la celebración en el 2023 de la segunda entrega del Rock Imperium con Deep Purple como primera confirmación. Evidentemente hay cosas que mejorar, como la ubicación del tercer escenario o habilitar zonas de sombra, inexistentes en esta primera edición. Sin la caída de Whitesnake hablaríamos de un estreno por todo lo alto, así que la línea a seguir parece bastante definida. Solo queda felicitar a las partes implicadas, recordar que aún queda camino por recorrer y despedirnos hasta el próximo año de Cartagena.

Texto: José Ángel Muñiz

Fotos: José Ángel Muñiz

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