
Segundo larga duración de la superbanda Adventus, que como ya sabréis, forman Víctor García (WarCry) en voces, Fernando Mon en guitarras, Luis Melero (Crudo) al bajo, Alberto Ardines en baterías y el alma mater del proyecto, Manuel Ramil (Avalanch, Mägo de Oz) en teclas. Este “Saudade” que viene a continuar donde lo dejara “Morir y Renacer” en 2021, cuenta de nuevo con producción, grabación, mezcla y masterización del propio Ramil en su estudio Tercera Planta. Adornado por el arte de Daniel Alonso (Centinela, Darksun, WarCry, Last Days of Eden), se encuentra en la calle desde noviembre de 2022 vía Maldito Records.
Es el propio Ramil quien introduce al piano el tema que da título a este segundo álbum, una “Saudade” de inicio remansado y tranquilo. Pequeña introducción que nos conducirá hacia esta “Lo Siento”, de nuevo con el gallego marcando el paso con unas poco menos que omnipresentes teclas. Flirteando entre el hard y el heavy metal, con García dibujando una línea de voz marca de la casa. Un aspecto lírico, de hecho, que no desencajaría en la banda madre del vocalista nacido en Brisbane. Estupenda la labor de Mon en guitarras. En especial por esos riffs que dibuja en estrofas y el solo de raíces orientales que comparte con Ramil durante el puente. Un buen arranque.
Precisamente Mon adornará el prólogo de uno de los dos adelantos del álbum, esta “Llorar No Sirve De Nada” que de nuevo enseñorea un buen conjunto de estrofas y estribillos. Si bien la voz de García se me antoja algo predominante en la mezcla durante ciertos momentos, lo cierto es que me agrada y engancha por ese mayor músculo que exhibe. Estructuralmente más sencilla de lo que su duración hace intuir pero otra buena piedra de toque de este “Saudade”.
“Mi Respuesta” viene a contrarrestar ese nervio con un medio tiempo cadencioso y apaciguado. Un crescendo clásico con García en rangos amables durante estrofas. A ellas contrapone unos estribillos de mayor calado y presencia. Bien resueltos y con un poso melancólico en la mejor tradición del ex-Avalanch. Elegante, buena labor de Ramil a lo largo y ancho de esta composición, entrega por ahí alguna de las guitarras más poderosas de todo “Saudade”. Firme en sus contrastes y clásica en su construcción. Agradable.
El disco sigue en pleno diálogo consigo mismo a través de una “Fundirme Con El Viento” que vira sin complejos hacia el hard rock más luminoso y magnético durante un llamativo prólogo. Que soliviantará a quienes esperaran que estos Adventus rimasen más con los primeros WarCry que con los actuales. Cierto es que el corte gana peso (y no poco) durante unos estribillos más cercanos al metal más canónico, pero este es uno de esos cortes que se hacen grandes precisamente en su dualidad. Clásica, sí, pero bien planteada y mejor ejecutada.
Sí que va en una onda puramente metálica esta “Renunciar Al Sol” donde destaca, como casi en ninguna otra, la firme base rítmica de Melero y Ardines. Y aunque no alcanzo a conectar del todo con la letra, no solo me agrada la forma en que García la dispone sobre las distintas estrofas sino también cómo Ramil contraprograma unas teclas de corte casi atmosférico. Tema con nervio pero también cadencia. De nuevo bien estructurado y que da cumplida muestra de la cara más endurecida de la banda. Aunque sea con matices.
“Casi Sin Querer” es otro medio tiempo que bien podría rimar con la anterior “Mi Respuesta”, si bien ésta deja un cariz algo más crujiente. Quizá por ello ese bajo de Melero de repente tan alto en la mezcla. Ramil aplica aquí de nuevo unas teclas de corte atmosférico que me chirrían a ratos. Pero casi nadie mejor que Víctor para cantar aquello de “Y casi sin querer cogí mi alma y la arrojé al mar de la desilusión para encontrarte”. Estupendo solo de Mon durante el puente.
Otro corte que me agrada por escritura es este “Vulnerable”. De inicio grandilocuente, transita hacia estrofas limpias y cristalinas con naturalidad, de nuevo con García en su clave más ligera y melancólica. Un trazo alterno que vendrá a sacar músculo en cuanto a producción se refiere, mostrando un conseguido equilibrio entre todas sus líneas. Con un aspecto lírico que pareciera salido del puño del propio vocalista asturiano y que el líder de WarCry declama con su pasión habitual. Echo a faltar en todo caso una mayor presencia solista, que se reduce aquí apenas a unas pocas notas de Ramil durante el puente. Aún con eso otra entrega más que interesante.
“Dime” bien podría encajar en los últimos álbumes de WarCry. Alterna nervio en estribillos y algo más de calma en estrofas, logrando un buen equilibrio entre ambos. Mon deja aquí y allá potentes y llamativos engarces, además de un solo con verdadera enjundia. Un solo como el que le falta a “Vulnerable” para ser redonda.
“Aprendiendo A Caminar”, con una melodía inicial al piano que me suena horrores, cierra en la clave más poderosa de Adventus, sin sorpresas o alardes ni tampoco errores, con García dibujando una estupenda línea de voz. Y una letra que le viene como anillo al dedo. Buenos riffs de Mon aquí y una más que firme base rítmica para un cierre que destierra de pleno el manido tópico del finiquito meloso y engolado. Así sí.
Qué cabe esperar de Adventus tras el comunicado de disolución del pasado noviembre, es poco menos que inextricable. Si la historia termina con este segundo y meritorio álbum o Ramil, de hecho centrado ya en otros proyectos (Delalma, Mägo de Oz, ¿Avalanch?), saldrá en busca de un nuevo line-up con el que defender estas canciones, supongo que a día de hoy sólo él lo sabe. Descargaré en otros los pronósticos, una vez más. Porque si algo me ha demostrado el negocio de la música a lo largo de los años es que nunca puede uno dar nada por sentado. Para bien o para mal.
Texto: David Naves