
Power metal melódico de nuevo cuño el que nos llega hoy de la mano de Dreamyth. Banda surgida en pleno confinamiento durante 2020, fruto del empeño del Crusade Of Bards Adrián Carrero (guitarra, compositor) y David Macarrilla (batería). Al dúo se les unirían más tarde Andrea Carrero (voz), Paolo Andreotti (teclados) y el Last Days Of Eden Dani G. (voz).
Este primer álbum se centra en la creación de este nuevo mundo y su comienzo, dando lugar a una cultura politeísta donde los miembros de la banda son los dioses más venerados con diferentes atributos.
Producido por los propios Adrián Carrero y Dani G., el disco cuenta además con las colaboraciones del Ralf Scheepers (Primal Fear), Bob Katsionis (Outloud, ex-Firewind), Eduardo Guilló (Crusade Of Bards, Sun Of The Dying) y Herbie Langhans (Firewind, ex-Seventh Avenue). Adornado por el arte de Gustavo Sazes (Angra, Temperance, Avalanch, Stream Of Passion), se espera vea la luz el catorce de abril de 2023.
La introducción “Creatio Ex Nihilo” entronca con toda la pompa y el boato acostumbrados de la factoría Dynamita. Sirve además para comenzar esta narración musicada y dar paso, sin grandes sorpresas, a una “Odyssey” en la que Dreamyth muestran una bicefalia en cuanto a registros, funciona esa alternancia que ofrecen Andrea Carrero y Eduardo Guilló, y que por texturas y gramáticas engancha sin sorprender. Trazos muy evidentes y clásicos, contrapuestos a unas guitarras más crujientes de lo habitual en el género y que agradezco.
Al tema título “Aletheia” lo conocimos hace unas fechas. Y si bien escuchado en el contexto del álbum reconozco que gana algunos enteros, no puedo evitar pensar que le pesa su condición de single. Todo suena algo premeditado. Hay incluso algunas estrofas un tanto desangeladas y si bien la colaboración de todo un Herbie Langhans siempre vendrá a a sumar, al correr de las escuchas siento que el disco alberga ofertas mucho más interesantes:
Una de ellas bien podría ser esta “In This Nightmare”, armada desde ese calmo inicio con la voz de una Andrea Carrero cuyo inglés siento algo descompensado. En cualquier caso, Dreamyth montan aquí un corte de cierto influjo gótico, muy equilibrado en el cambio entre registros y con un estribillo sencillo pero con gancho. Buenos cambios de ritmo, transiciones entre texturas más que interesantes y, sobre todo, la sensación de que la banda se encuentra mucho más cómoda en este caminar más apaciguado. Sus solos, incluso, desposeídos de ese aura de guitar hero con ínfulas que tantísimo daño ha hecho al género, me resultan de lo más acertados. Ciertamente en el bando ganador de este debut.
“The Curse Of The Erinyes”, que apenas llega a los cuatro minutos, retorna a terrenos más acomodados en cuanto a estructura. Desde el rincón del power más elemental sale a pelear echando mano, una vez más, de la habitual confrontación entre registros. Surge ahí un corte correcto, sin alardes ni tampoco errores, beneficiado de un buen trabajo de Andrea Carrero durante estribillos. El puente vendrá a cargar con el habitual desarrollo solista. Un tanto escueto y timorato esta vez, contrapuesto al habitual y casi obligado armazón sinfónico que emana de la producción. Me agrada sin tampoco sorprender.
En el mismísimo corazón de “Aletheia” habitan el par de temas más extensos: el primero es este “Dreamland”, con todo un Ralf Scheepers poniendo una vez más de relieve que por su garganta parecen no correr los años. Rotundo en tonos bajos y tan poderoso como siempre en altos, conforma una interesante línea de voz durante un largo acto de power metal tan clasicista en forma como ornamentado en realización. De igual modo llamativos los engarces entre estrofas que se suceden aquí y la forma en que tiñen de una mayor oscuridad sus contornos. Para el puente queda un buen duelo entre el teclado de Bob Katsionis y la guitarra de Carrero, que destierra el mal sabor de boca que me dejara su homólogo en “The Curse Of The Erinyes”.
Más formal puede resultar en principio esta “Firelove”, aun con la desnudez que vendrá a mostrar en algunas de sus estrofas. Distinguida del resto de cortes por ese aire más épico que encierra, en especial durante estribillos, las bien conocidas habilidades de Dani G. al micro. Sin embargo, y en la más pura tradición Edguy, es altamente apreciable la forma en que el corte irá ganando peso conforme transita hacia su tronco central. Hogar del que puede ser, fácilmente, mi solo de guitarra favorito del disco. El final, tan poderoso en lo lírico como acertado en lo arreglístico, y si bien puede no sorprender a estas alturas del cuento, no podría tener mejor factura. Otra de las grandes armas de este primer álbum del proyecto.
“Fairytale” hace todo por escapar de la habitual balada directa, breve, y al pie. Hará un uso más que acertado de las dos voces principales que, si bien siempre dentro de un registro limpio, no podrían sonar más divergentes. El contraste, pienso, funciona. También la carga ornamental, que en su justa medida, acompaña y acomoda a la omnipresente guitarra acústica. Meritorio corte lento, que la banda no teje, como tantos otros, a modo de mero trámite administrativo. Y es de agradecer.
“My Delight” reconduce con acierto formal hacia su habitual power metal, tiñendo de sintes retrofuturistas (empieza a ser imposible encontrar un disco del género sin ellos) para acompañar otro corte interesante en sus idas y venidas, siendo fácilmente el que mejor uso vendrá a hacer de la buena producción de la que goza el álbum. Rematan con un estribillo con trazas de funcionar como un tiro en directo, otro de los grandes cortes de este “Aletheia”.
“Down To The Moon” puede resultar algo engañosa por la forma en que el aire casi marcial que enseña en el prólogo va rodeando una composición más diversa y recóndita de lo que su prólogo parece anticipar. Alcanza cierto groove incluso mientras Dani G., aún con su voz limpia, declama alguna de las estrofas más oscuras del debut. A término y en definitiva, un corte interesante por forma, bien resuelto y que si no alcanza del todo la excelencia es por una gama de riffs nada disfuncional, original o atrevida. Bien está lo que bien acaba en todo caso.
La outro “In Aeternum” sorprenderá con esos aires casi espaciales de los que se inunda y que dan un aire de cierta trascendencia que le sienta de perlas a este final. También el buen solo que Adrián dibuja para ella. El cierre no obstante es para la versión en lengua de Cervantes de “Fairytale”.
A fin de cuentas, “Aletheia” posee todo lo necesario para encandilar a todo buen fan del género. Desde su gran producción hasta esa escritura arrimada a los cánones más clásicos, pasando por el buen uso que hace de los invitados, en especial de un Ralf Scheepers pletórico. Esa clara intención en sus filiaciones no descarto pueda resultar intragable para los profanos. Hartos quizá de tanta predisposición al arreglo rimbombante y la lírica épica y fantasiosa. Que de todo hay. Observando el disco con perspectiva, no puedo olvidarme del buen trabajo hecho en cortes como “Dreamland” o “Firelove”, sin olvidar la interesante balada “Fairytale” o el trazo más avanzado de “In This Nightmare”. En resumidas cuentas y a lo que nuestro territorio se refiere, primer gran disco de power metal de 2023. A buen seguro no será el último.
Texto: David Naves
Con Naves desgranando las reseñas de trabajos discográficos ha conseguido lo que nadie lo ha hecho en mi caso particular, escuchar leyendo sin falta de oír el disco, para tomar la decisión de ponerse a escucharlo, yes un crack Naves, milenta gracies
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Muchísimas gracias por tu comentario Gabriel. Se lo traslado a David Naves, cosas así son un espaldarazo importante y animan un montón. Un gran abrazo.
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