Gran noche de rock and roll la vivida en la gijonesa sala Acapulco juntando a The Electric Buffalo con Mad Rovers. Que en vista de la calidad que ambas agrupaciones atesoran, tal vez se nos quedó un poco corta en cuanto a entrada, tampoco es esta una sala pequeña, y que vino a darse más o menos como sigue.

Puede que el blues rock que desarrollan The Electric Buffalo no cuadre demasiado con el tipo de música que solemos tratar desde Heavy Metal Brigade pero mentiríamos si dijéramos que no nos gustaron. Al contrario. Su rock pudo ser algo apaciguado a ratos, si bien todo arrancó como se esperaba. A eso de las 20:35 y aún con no demasiado público presente, la banda con Álvaro Bárcena al frente supo dejarnos uno de los sonidos más nítidos y claros de cuantos hemos presenciado últimamente.
Desde luego quien buscase largos solos de guitarra y temas en una onda cercana (que no igual) a The Allman Brothers Band o Gov’t Mule se tuvo que marchar más que satisfecho a casa. Ni siquiera los problemas con la caja de la batería, patentes desde la inicial “Don’t Want You…”, consiguieron aguarles la fiesta. Pusieron buenos cortes sobre la mesa, acompañados por un seminal y omnipresente Hammond y hasta tuvieron tiempo de hacer un anuncio: la presentación de su nuevo álbum el 26 de mayo en el Gong Galaxy Club. Entre medias quedó el saber hacer de grandes músicos e incluso una pequeña broma de Tutu, bajista, replicando el himno del PP con su cuatro cuerdas.

Aprovechado la coyuntura, presentarían un tema que integrará ese nuevo álbum, donde dio la impresión de que la banda no pretende otra cosa que seguir siendo fiel a sí misma. Una cosa es segura: en nuestra retina y para los restos quedará el gran final con “Love Overdose”. Más clase que una universidad.
Diez minutos faltaban para las diez de la noche cuando Carlos Suárez y los suyos tomaban el escenario de la Acapulco con intención de seguir agrandando su particular leyenda. La banda, ya con el teclas y saxo Chema Menéndez como miembro de pleno derecho, arranca con la vibrante “Full Time Slave” un show que daría buena cuenta de sus dos álbumes de estudio. Y si bien un pequeño problema de Javier al bajo amenazó con aguarles la fiesta, lo cierto es que el show se desarrollaría sin mayores inconvenientes para ellos.

Nos dejaron los grandes temas de siempre y que Miguel Vallinas defendería con la finura que en él viene siendo habitual. Su evolución en tiempos post-pandémicos ha sido más que notable y no podemos sino alegrarnos por él. Pasó sin mayores dificultades por cortes nada fáciles como “Sign Of The Times” o una “So Far Away” donde Menéndez nos dejaría un llamativo solo de saxo. Fue al término de esta cuando Carlos aprovecharía para saludar y agradecer a sus padres, presentes en la sala. La banda seguiría entonces con “Watching You” del ya lejano debut de 2017, encarando lo que sería la recta final de la noche…
… que tendría en “Secret’s Garden” uno de sus puntos culminantes, con un Carlos excelso con la Les Paul. Otro tanto se podría decir en “Fallin’ Down” donde llevaría a su terreno, pensamos que con acierto, el complicado solo que Pablo García (WarCry) dibujara para la versión de estudio. El cierre aludiendo a dos temas del debut (“Evil Ways”, “Wild Road”) terminaría por poner de relieve que se encuentran en mejor estado que nunca. Por nuestra parte solo queda desear que no transcurran otros cuatro años hasta que vuelvan a pisar la que es su casa.

A tenor de lo vivido la noche del sábado, al rock parido en tierras asturianas le queda aún mucha cuerda. Si además te encuentras con buena gente como Jorge López Novales, Sara y Juanjo, Fernando Casas, Gonzalo, Manu Tamargo, Luismi, pues qué mejor forma de pasar una lluviosa noche de sábado. Nos vemos en la siguiente.
Texto: David Naves
Fotos: José Ángel Muñiz