Reseña: Legacy Of Brutality «Travelers To Nowhere» (Abstract Emotions 2023)

Quien más quien menos no contaba a estas alturas con un nuevo álbum de los death metaleros asturianos Legacy Of Brutality y sin embargo sorpresas te da la vida. La alineación de la banda la forman Javi “Pity” Fdez (batería), Jaime “Yoye” Méndez y Borja Suárez (guitarras), Gonzalo “Lalo” González (bajo) y Simón García (voz). Grabado, mezclado y masterizado por el propio Lalo, con voces y percusiones adicionales de Pedro Luis Alvarez y artwork de Vhan Artworks (Austere, Sabbat, Drowning the Light…), “Travellers To Nowhere”, dedicado a la memoria de Borja Alejandro Amago Fuertes, tiene prevista su salida en CD, cassette, vinilo y formatos digitales para el diecinueve de mayo vía Abstract Emotions.

Travellers To Nowhere”, desde ya el corte más ambicioso de toda su trayectoria, al menos en lo que a duración se refiere, alcanza los veinte minutos y viene un poco a demostrar que esta banda aún tiene cosas que contar. No caben trucos de salón. La introducción, todo lo debidamente ominosa que exige el género, no necesita echar mano de ayudas externas: guitarras, bajo y batería como contraposición al metal sobreproducido y hasta cierto punto artificial que nos asola. El camino hacia la primera irrupción del estribillo no podría ser más clásico. Tampoco reverenciar en mayor grado a la banda que lo ha parido. Aquí acuden ecos de su anterior obra, aquél estupendo “Realm Of The Banished Gods”. También y aunque tímidamente, a bandas como Dismember o Entombed. Todo enlazado bajo una casi omnipresente labor melódica de Jaime y Borja, que vendrá a ejercer de obligado pegamento ante las muchas idas y venidas que se producen a lo ancho y sobre todo a lo largo de este estirado arranque. Mención merece igualmente una base rítmica empastada al milímetro. También los L.O.B. más atmosféricos que se dan cita conforme la extensa composición alcanza su ecuador mientras recupera aquél riff del prólogo. Dicho ecuador da pie a un estupendo solo de guitarra primero y a los Legacy más rabiosos después. Es ahí cuando la composición, de nuevo solos mediante, vira hacia terrenos primero más amables y segundo más lindantes con el heavy metal más clásico. Al final y tras las diferentes escuchas da la sensación de que pese a lo prolongado de la oferta, el quinteto no distrae el foco en ningún momento. Cohesivos entre los diferentes tonos y sin embargo tan agresivos como de costumbre. Todo un triunfo si me preguntan.

Crimson Dawn” reconduce en términos gramáticos para traernos a los L.O.B. más marciales durante estrofas y los más clásicos a través de otro buen estribillo de Simón. Pity percute incansable su doble bombo y todo el corte vuelve a beneficiarse de otra gran labor en lo que a melodías se refiere. A término me agrada por la forma en que nos devuelve a los Legacy más retorcidos en contraposición al mayor clasicismo de sus estribillos. Corte en definitiva abiertamente bifocal y no obstante sólido y bien armado.

Con un título como “Bringers Of The Storm” y la duración más rácana de todo el álbum, sorprende nada y menos que esta resulte, en gran medida, la oferta más rabiosa e iracunda de todo “Travellers To Nowhere”. Y sin embargo es apreciable la forma en que transige hacia posiciones más ligeras toda vez alcanza estribillos. Cierto que por su armazón eminentemente clásico puede resultar algo acomodaticia. También que deja la impresión de que puede ser un verdadero cañón en directo.

En contraposición a ese death más nervioso e iracundo bien está una “The Druid” que vendrá a traer una mayor pesadez al conjunto. Simón, aquí más gritón que nunca, alimenta un corte arenoso y serpenteante, desarrollado en gran medida sobre una sucesión de ritmos medios que alimentarán la cara más frontal y monolítica de los asturianos. Esta mayor pesadez se dejará sentir especialmente en su tronco central, donde lejos de regresar a un death metal más habitual, se conducen hacia ritmos aún más fibrosos si cabe como contrapunto a otro interesante solo de guitarra. Creo divisar algún eco lejano de los franceses Gojira injerto en esa pesadez, que desaparecen toda vez la banda encara el epílogo. Distinta y a la vez hábil a la hora de ampliar el rango tanto influencial como rítmico del álbum.

El cierre “After the Forests Have Burned” conjuga su death metal vibrante de toda la vida con breves pero firmes accesos de un groove, entendido a la manera clásica, que viene a cerrar el disco con otra de esas composiciones bifocales en las que tanto y tan bien se han manejado siempre. De nuevo adornada por grandes melodías y con Simón, en especial a lo largo del puente, con las que pueden ser fácilmente las voces más profundas que haya grabado nunca el naviego. Un buen cierre.

Pesa mucho la descarada ambición del primer tema a la hora de subir nota al álbum al que da nombre. Es un corte de esos que, reza el dicho, “nunca te acabas”. Lleno de recovecos, capas, riffs y melodías imposibles de desentrañar en una sola escucha distraída. Mientras juntaba estas líneas han caído nuevas pasadas al disco y he seguido encontrando detalles que había pasado por alto en las anteriores. Algo que habla mucho y bien de su faceta como músicos pero también como compositores. Y no es que el cuarteto de temas restantes carezcan de interés. Al contrario si pienso en las dos caras tan marcadas de “Crimson Dawn”, la pesadez de “The Druid” o el groove tan clásico de “After The Forests Have Burned” con Simón en esos tonos tan abisales. Disco bastante sólido, que va abriéndose hueco con las sucesivas escuchas y, lo que es más importante: muestra a una banda a la todavía inquieta y con cosas por contar. Ojalá por muchos años.

Texto: David Naves

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